Las filas de automóviles en la noche del viernes pusieron nervioso a más de un conductor. El temor a un nuevo reajuste en el valor de las naftas se aviva cada vez que los surtidores muestran ese panorama. Los combustibles líquidos acumularon un 30% de aumentos en lo que va del año, pero todo parece indicar que los incrementos se frenarán, al menos, hasta noviembre. El Gobierno acordó con empresas petroleras mantener intactos los precios de las naftas y el gasoil por 90 días. Además, se anunció que irá recortando el precio del barril de petróleo que cobran las empresas productoras, consigna un cable de la agencia internacional Reuters.
El acuerdo al que llegó el ministro de Energía de la Nación, Juan José Aranguren, fue durante una reunión con los representantes de YPF, Shell y Pan American Energy. El convenio llega en momentos en que el país espera una definición de la justicia respecto de los aumentos de las tarifas energéticas.
A partir de este mes, en tanto, el precio del barril de petróleo que se paga a las empresas que producen localmente, que se encuentra por arriba del precio internacional, se irá reduciendo paulatinamente, lo que ayudará a que las refinadoras puedan mantener estables los precios de los combustibles.
Con el fin de proteger la actividad y evitar despidos a raíz del desplome del precio internacional del petróleo, el Gobierno nacional dispuso que las refinadoras paguen el barril a entre U$S 55 y U$S 67, muy por encima del valor internacional. Por caso, los futuros del petróleo Brent cerraron la semana en U$S 46,97 por barril, mientras que el contrato de crudo referencial estadounidense subió un dólar, a U$S 44,49.
Las expectativas
El acuerdo del gobierno nacional con las empresas petroleras beneficiará a los consumidores y aportará a la baja de la inflación, pero también mejorará la rentabilidad de las refinadoras, al concretar la decisión de ir reduciendo el “precio sostén” que pagan a las empresas productoras.
Voceros oficiales confirmaron a la agencia estatal Télam las expectativas favorables por el entendimiento al que arribó Aranguren con las petroleras, aunque no descartaron protestas de las provincias productoras y de sectores sindicales. La nafta súper de YPF se vende en la ciudad de Buenos Aires a $ 17,08 el litro (en Tucumán cuesta $ 18,94), mientras que la premium se despacha a $ 19,30 (en la provincia cuesta $ 20,79), mientras que Shell se mantiene habitualmente ligeramente por encima de esos valores.
Las primeras reacciones empresarias -en los ámbitos del comercio, la industria y la agricultura- fueron favorables al nuevo cuadro de precios de combustibles, ya que contribuirá a apuntalar el incipiente proceso de reactivación que se perfila -según distintos análisis- hacia el cuarto trimestre del año.
Junto con el congelamiento temporario se avanzó en el proceso de acercamiento de los valores locales del crudo a los internacionales, al recortar el “precio sostén” implementado para evitar efectos internos negativos derivados de la caída de las cotizaciones externas de los hidrocarburos. Según se acordó, se aplicará una baja de 2% este mes, de 4% en el próximo y de 6% en octubre sobre el valor interno que hoy tiene el barril de crudo, establecido en U$S 54,90 para el tipo Escalante (el pesado, que se extrae del Golfo San Jorge) y en U$S 67 para el Medanito (de Neuquén), unos 10 más que los niveles vigentes en el mercado internacional.
La cadena sectorial, junto con las provincias productoras y los representantes laborales deberán redefinir el marco para 2017, con la idea de seguir achicando el precio sostén. Los refinadores de combustibles venían advirtiendo a las autoridades sobre la pérdida de rentabilidad, al tener que pagar a los productores precios por encima de los que rigen en Londres y Texas.